autor : López Campillo 9 jul 2013

El conjunto de Peña Oviedo nos habla de un momento al final del neolítico donde los pobladores inician la explotación de los territorios interiores. La nueva técnica del pastoreo conlleva que los hombres pasen a valorar las praderas de alta montaña como la que nos ocupa. Asociado a este momento surgirán los monumentos megalíticos, túmulos, menhires, cromlechs, alineamientos de piedras.
El conjunto megalítico de Peña Oviedo se distribuye a lo largo de tres campas elevadas entre los 1500-1200 metros sobre el nivel del mar, en la falda sur del macizo oriental de los Picos de Europa. Los tres escenarios cuentan con manantiales y son utilizados aún hoy por ganado que pasta en régimen de semilibertad. La presencia de manantiales y la idoneidad para el pasto en los meses centrales del año son características que se repiten en las estaciones megalíticas que vamos conociendo a lo largo de Cantabria. Los monumentos megalíticos de Peña Oviedo habrían sido levantados hace unos 5.550 años y en su entorno se desarrolló una economía pastoril, mientras estos hombres seguían dedicándose a labores de caza y recolección de frutos y vegetales.

Del yacimiento se ha recuperado cerámica que permite reconstruir diversas decoraciones, así como abundantes restos pequeños del trabajo en sílex y piezas mayores como percutores, alisadores, un hacha pulimentada y piedras de molienda.

El conjunto presenta una gran complejidad de estructuras. Citaremos la existencia en Peña Oviedo de 2 círculos de piedras (uno de ellos datado en torno a los 5.500 años antes del presente), un monolito tumbado, al menos 10 túmulos, dos cámaras dolménicas con los túmulos arrasados y un alineamiento de piedras con 11 elementos visibles. También se aprecia un muro aterrazado de más de cien metros de longitud cuya función no parece clara, aunque los investigadores lo asocian a las estructuras megalíticas descritas. Por otro lado, los vestigios de una cabaña cuadrangular asociada a los monumentos ayuda a entender la importancia que la explotación económica tuvo en la elección de estas campas montañosas. Al mismo tiempo sirve para desmitificar la idea de que estos asentamientos del final del neolítico tenían un uso exclusivo ritual o ceremonial.
En un entorno paisajístico espectacular, la visita nos acerca a imaginar las actividades, económicas y ceremoniales, de lejanos hombres neolíticos congregados alrededor de estructuras de piedra que nos resultan difíciles de entender.


Alineamiento de piedras.


Congregación de túmulos y círculo de piedras.


Molino de mano y elementos de hoz hallados en el yacimiento de Peña Oviedo (pueden conocerse en el Mupac).


Hacha pulimentada procedente de Peña Oviedo (Mupac).

-Bibliografía consultada: El asentamiento de la Peña Oviedo (Camaleño, Cantabria): la colonización de las áreas montañosas de la cornisa cantábrica, Isturitz: Cuadernos de prehistoria - arqueología,  Nº 6, Agustín Diez Castillo, 1995.


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Espacio para la divulgación del patrimonio histórico cántabro. Funciona a modo de inventario de "hitos con historia" esparcidos por los valles, montañas y pueblos de la región, entre la prehistoria y la guerra civil: cuevas y abrigos prehistóricos, grabados post-paleolíticos, menhires y túmulos megalíticos, poblados castreños, estelas, campamentos romanos, necrópolis, ermitas rupestres, iglesias, retablos, torres medievales, fortalezas, casonas solariegas, escudos, batanes, ferrerías, molinos de marea y río, hórreos, faros, trincheras, nidos de ametralladora...
cachos de historia que sin duda merecen ser conocidos, valorados y preservados.

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